¿Qué está eligiendo Europa?

lunes, 8 de junio de 2009

En estos días se desarrollaron las elecciones al parlamento europeo. Se ha registrado una gran abstención de potenciales votantes. Esto puede tener muchas explicaciones, pero el caso es que se ha producido y, tal vez, haya que tener en cuenta esto en el futuro.

Sin querer hacer extrapolaciones ilegítimas, es bueno recordar que Obama ganó las elecciones en Estado Unidos apoyado por mucha gente que, en ocasiones anteriores, no votaba. Estimular a potenciales votantes con propuestas inspiradoras puede ser la gran tarea a llevar adelante por quienes aspiran a algo más que el curso mecánico de la historia.

El resultado de esta elección muestra un avance de las corrientes esquemáticamente ubicadas a la derecha del arco político. En este espacio hay propuestas de fondo homogéneo pero de expresión matizada. En general la derecha "civilizada" es la que, directa o indirectamente, ha construido la Europa de las empresas, la que se sumó a la jarana de las estafas financieras globales y la que, indudablemente, resistirá todo cambio que disminuya en un punto sus ganancias, hoy por hoy un tanto licuadas por tanto "activo tóxico".

Complementaria con la anterior, surge y resurge de tanto en tanto la ultra derecha, racista y xenofóbica. Su función es la de señalar, de modo simple y contundente, quienes son los culpables de cada crisis que se desencadena, cualquiera sea su origen.

Las crisis suelen tener fuentes tan recónditas que escapan a la percepción general de poblaciones acostumbradas al noticiero de las 20. Entonces, cuando unos energúmenos dicen sin inhibiciones que la culpa de todo la tienen los turcos, los marroquíes, senegaleses, ecuatorianos, peruanos, búlgaros o polacos; la buena gente, que no tiene tiempo para complejidades, comprende y sobre todo percibe dónde está la raíz de todos los males.

Así, si el trabajo comienza a amenazar con escasear, la Europa de las empresas empieza a recuperar el punto de ganancias que perdió, haciendo trabajar más a menos gente. Cuando esto sucede basta con señalar a los que le quitan el trabajo a "nuestros trabajadores", para que la evidencia salte a la vista: "nada de esto sucedería si estos extranjeros volvieran a sus países y dejaran nuestro maravilloso país en paz". La cantidad de falacias, beaterías y escamoteos que contienen estas "argumentaciones" es tan desproporcionada que sólo se explican por un trasfondo favorable que las asimila y alimenta. Estudiar este trasfondo puede ser ardua tarea de especialistas, pero posiblemente allí haya una clave importante para comprender algunos procesos.

Pero dejando a un lado, momentáneamente, cuestiones teóricas, el caso es que actualmente llama la atención, aunque no sorprende, el crecimiento de opciones racistas y xenófobas. Esto indica que, de no mediar esfuerzos en otra dirección, estas opciones creceran concomitantemente con el crecimiento de la crisis.

¿Esto es para preocuparse? Sí, pero sólo si esta preocupación no deviene en actitudes activas, organizadas, claras, en sentido opuesto al antihumanismo creciente.

La opción superadora está a la vista, pero no a la vista de todos, no a la vista de la totalidad de las mujeres y hombres sensibles, no a la vista de los que, de todos un modo u otro, aspiran a que el ser humano salga finalmente de la prehistoria.

Es necesario sacar a todos las mujeres y hombres buenos de su soledad, de su sensación de fragilidad frente a poderes inmensos, tigres de papel que tratan de impedir por todos los medios a su alcance, la unión de todos los humanistas del mundo.

Está llegando la hora de parafrasear y decir: "Humanistas del mundo, ¡uníos!"

Eduardo Montes

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