Llamado de mamá

miércoles, 10 de junio de 2009

Hace unos días me llamó mamá. Estaba un poco preocupada por su jubilación.

El caso es que la habían llamado al celular para hacerle una encuesta con el tema de las próximas elecciones. En realidad no era un llamado personal sino una grabación que, con voz a amable y pausada, le informaba cual era la intención de esa comunicación. Se trataba de una encuesta telefónica con algunas preguntas sencillas acerca del desempeño del actual gobierno.

La opción uno era favorable al gobierno, la dos era neutra y la tres desfavorable. El trámite era sencillo, había que presionar en el teclado del celular el número que representara la opinión del encuestado.

Mi madre, que desde que comenzó el conflicto de las corporaciones agropecuarias contra el gobierno, por el muy meneado y poco comprendido tema de las retenciones, está muy preocupada por saber qué va a pasar con su jubilación, pensó que esa era una buena oportunidad de expresar su opinión, aunque fuera a una maquinita.

Como muchas personas, ella todavía no sabe qué es una retención (aunque a palabra le suena muy mal), pero si sabe de jubilaciones. Y es que, cualesquiera sean las explicaciones, ella sabe si su situación mejora, si podrá comprar algo para sus nietos, si podrá organizar un viajecito más de esos que tanto le gusta, o si, con el pretexto de algún enigmático motivo macroeconómico, le van a rebajar su ingreso, como alguna vez ha sucedido (remember 13%).

El caso es que, volviendo a la encuesta, ella se apresuró a presionar el número uno, influida sobre todo por este tema que tanto le preocupa. Ella no entiende, yo en el fondo tampoco, qué hacían las AFJPs con los fondos jubilatorios, y a decir verdad nunca le interesó, ya que siempre pensó que, independientemente de cualquier circunstancia, el estado se iba a hacer cargo de todo. De modo que si le preguntan qué cómo se desempeña el gobierno, ella responde con el ojo en su jubilación.

Tomada la decisión, esperó para ver qué seguía. Y lo que siguió fue la misma voz amable diciendo "opción equivocada, vuelva a intentar". Lo hizo tres veces, siempre con el mismo resultado. En ese momento sintió que algo estaba mal y que ella, involuntariamente, podría comenzar a engrosar el lado antigubernamental de la opinión pública. Ante esta ominosa sospecha, cortó la comunicación inmediatamente, no sin temer que esa súbita decisión fuera interpretada como una opinión desfavorable al gobierno.

Luego me llamó y yo la tranquilicé diciéndole que si la encuesta no estaba concluida, no había por qué pensar que se había computado algún resultado.

Pero - me dice - no me aceptaba la respuesta.

Algún error de programación - dije, con la vaga sensación de que le estaba mintiendo.

Como se supone que yo de eso sé, ella quedó tranquila. De cualquier forma, por prudencia, dijo que va a redoblar sus esfuerzos para convencer a sus amigas y ex compañeras respecto a quién votar el 28.

Yo le dije que, dadas las circunstancias, era lo mejor que podía hacer.

Eduardo Montes

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