Al final, ¿qué es la economía?

sábado, 29 de septiembre de 2012

Todos, en un momento u otro, discutimos sobre economía. Sea porque estamos en desacuerdo con algo, o porque pretendemos que se haga o se deje de hacer determinada cosa, porque criticamos, porque elogiamos, porque nos importa mucho o nada. Por lo que sea, la economía está siempre presente.

En épocas como la actual, de cierto grado de crisis, cuando las cosas pierden esa naturalidad apacible y complaciente de los tiempos de bonanza, pareciera que el único tema es ese.

La política, la cultura, los derechos humanos, la salud, la educación, la alimentación, la paz interior, el desarrollo humano, las relaciones interpersonales y consigo mismo, todo parece estar supeditado a esa variable fundamental que englobamos en la palabra economía.

Aquí es donde uno se formula una pregunta que, siendo ingenua, es esencial para avanzar en algún tipo de comprensión: ¿qué es la economía?

Alguien dirá que bueno, es una ciencia muy compleja, que requiere años de estudio, que hay muchas corrientes que se encuadran en distintos paradigmas, que no se puede pretender en dos palabras una comprensión del tema, etcétera...

En realidad lo que necesitamos no es tanto una comprensión detallada del asunto sino una simple definición. O definiciones, si no hubiera un enfoque único (cosa extraña tratándose de una ciencia).

Para ahorrar tiempo y problemas acudimos al consejo de los sabios, leimos wikipedia, y esto es lo que encontramos:
  1. la relación de los agentesExtracciónproducciónintercambiodistribuciónconsumo de bienes y servicios.
  2. la forma o medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles que se consideran escasos.
  3. Cómo individuos y colectividades gestionan, consiguen e invierten sus ingresos.

Seguramente hay otras, pero por ahora tomaremos estas y veremos qué hacer.

La primera definición pone al científico, al economista, a estudiar un hecho dado, la relación de ciertos agentes, y cómo es que esta puede describirse y, suponemos por ser ciencia, preverse.

En todo caso, no parece deducirse de esa definición más que constataciones, si se quiere, neutras.

La tercera es más o menos similar en el sentido de que se enfoca en la descripción de un hecho dado, limitando el mismo a una cuestión de ingresos que se obtienen y se les da algún un curso que se engloba en la palabra "inversión", sin distinguir matices en cuanto a destino de esos ingresos. Es un poco extremo llamarle "inversión" al hecho de alimentarse, pero es de suponer que quedará incluido en la palabra "gestión".

La segunda es de mayor interés para un humanista, ya que implica algún modo de acción, además del estudio y la reflexión sobre el tema. Hay implícito en ella un mayor grado de "compromiso", sólo atenuado por un extraño prejuicio, gestado seguramente en  otros tiempos, que dice "recursos disponibles que se consideran escasos".

Habría que hacer un estudio serio acerca de la escasez de los recursos, y actuar de acuerdo a ello, a lo que se verifique. Sería necesario tener en cuenta el incremento en la producción de muchos renglones. 

Ejemplos en alimentos:  
  • Argentina produjo en 1970 cerca de 20 millones de toneladas de granos; en el 2011 alrededor de 100  millones; suficiente, según el slogan en boga, para alimentar a 400 millones de personas.
  • Vietnam. Pasó de una economía de guerra a producir más de 20 millones de toneladas de arroz, con saldos exportables.
  • India, país en el que, según la creencia popular, la gente se muere de hambre por no comerse las vacas, es el mayor productor mundial de leche.
  • Ni hablar de la producción de Estados Unidos, China, Canadá, Brasil, Australia, países surgidos de la ex Unión Soviética, Unión Europea, etc.
Ejemplos en tecnología: 

los "gadgets" no existían en 1970. Ni siquiera en 1990. ¿Puede decirse que son escasos? ¿Hay acaso escasez de celulares o de computadoras? ¿No hay capacidad para satisfacerla si fuera necesario? 

En otros campo: 

¿Hay escasez de materiales de construcción o terrenos? ¿de materia prima para medicamentos? ¿Hay realmente escasez de petróleo o sólo hay despilfarro?

Al parecer la idea de la escasez de los recursos nace en los albores del capitalismo, extractivo de recursos naturales y mano de obra (proletariado), con una tecnología en sus rudimentos, sobre todo en la producción alimentaria. Y desde entonces se ha mantenido como concepto sabido, como esas cosas de las que, si uno pregunta de dónde sale, nadie se hace responsable y siempre se señala al de atrás. Hasta llegar a Malthus quien afirmara que la población crecería geométricamente y los alimentos aritméticamente, equivocándose exponencialmente. Este pensamiento lo gestó, dicen los chismes, para contrariar a su padre, quien opinaba que el problema no era la escasez sino el sistema de reparto.

En fin, se podrían discutir todas las definiciones, pero sería algo interminable. Lo mejor es adoptar una actitud científica. Esto es, plantear una serie de ideas básicas y luego aplicar el método correspondiente, o sea, lógica, matemáticas y modelos computacionales.

Por nuestra parte ensayaremos la siguiente definición:

Economía es la ciencia que estudia los modos de hacer efectivos en lo inmediato todos los derechos humanos, aplicando para esta finalidad la plenitud de los recursos al alcance de la humanidad en un momento histórico dado.  Entendiendo por Derechos Humanos los delimitados en la "Carta a mis amigos 9" de Silo, en la que, con algunas reservas criticas, se parte de la "Declaración Universal de los Derechos del Hombre", de las Naciones Unidas, 1949.

Todo lo demás, por muchos premios nobel que se repartan, son ideologías o ideologemas (sistemas de ideas o pretextos) utilizados para justificar la apropiación del todo por una parte. 

Dejamos para los especialistas la implementación de la matemática del caso y la programación de los modelos computacionales que nos muestren el qué, cómo y cuando; esperando que puedan realizar una tarea impecable en este terreno y los responsables se hagan acreedores al Nobel, en la suposición de que la Academia premiará la genialidad y la innovación y no solamente la tradición aceptada o el pensamiento dominante.

Alguien puede argumentar que no se puede hacer ciencia de fantasías, basadas en definiciones de fenómenos inexistentes, sino de hechos. Aceptando esto, ¿alguien podría informarnos dónde se verificó la existencia de un mercado perfecto donde individuos adecuadamente informados tomaron decisiones racionales en un marco de libre competencia e igualdad de oportunidades, etc., etc.? Seguramente no, porque eso no se ha dado en ninguna parte, es un aserto cercano al mito o, mejor aún, la mistificación (in illo tempore era el mercado y de allí nació todo lo que era...) y que fundamenta gran parte de la ciencia económica aceptada.

Muchos humanistas observamos los procesos desde la perspectiva planteada y no somos extremistas en el sentido de que no descartamos, por falta de plenitud, los acercamientos efectivos a esos ideales. 

Pero algunos sostenemos que el ideal que no aspira a realizarse en el tempo de una generación tiene sabor a postergación. Ese es el "largo plazo" admisible, plazos más amplios nos terminan enredando en la argucia de siempre, la de los poderosos que prometen el futuro mientras detentan el presente. 

Sobrevendrán los hechos, la relación de fuerzas dada, la consciencia conjunta, pero nunca la aspiración actuante deberá ser más corta que aquellos. Y si el imperio de las circunstancias frustra las realizaciones, de cualquier forma, en un algún presente, será una generación la que encarne el cambio.

La historia ha mostrado más de una vez que la resistencia a un pequeño cambio esencial es casi la misma que a un gran cambio. Entonces, ¿para qué perder el tiempo en pequeñeces?...

Eduardo Montes

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